martes, 28 de abril de 2015

CONCEPTO Y DEFINICIÓN


Concepto de la devaluación de la moneda:
La devaluación es la pérdida del valor nominal de una moneda corriente frente a otras monedas
extranjeras.

La devaluación de una moneda puede tener muchas causas, entre estas una falta de demanda de la moneda local o una mayor demanda de la moneda extranjera.1 Lo anterior puede ocurrir por falta de confianza en la economía local, en su estabilidad, en la misma moneda, entre otros. El proceso contrario a una devaluación se conoce como revaluación.

En un sistema cambiario libre, es decir donde la intervención del banco central es nula o casi nula, la devaluación se conoce como depreciación.

Las monedas de los países representan un valor, este valor está relacionado con la riqueza de un país.
La moneda en sí no tiene un valor real, sino que es solo representativo y si el país emite más monedas o les da un valor más alto del que puede respaldar con su riqueza se tienen que realizar ajustes en cuanto al valor de éstas.

Ejemplo: Si todos los bienes que alguien tiene (imaginemos que estos son todos los bienes existentes) se valoraran en 100€ se podrían emitir 100 monedas de un euro para representar el valor de dichos bienes; pero si en un momento dado se emiten 100 monedas más de 1€ (ahora hay 200€ en total) sin aumentar el número de bienes que existen, las monedas que están en circulación no representan el valor real de los bienes, por lo que existen tres opciones:

Hacer modificaciones a los bienes existentes para incrementar su valor a 200€.
Sacar de circulación 100 monedas de un euro.

Darle un menor valor (real) a la moneda (50 céntimos). Esto es exactamente devaluar la moneda.
Si se emitieron más monedas es porque se necesitaba más riqueza y por lo tanto la primera opción está descartada ya que no se tenía con qué invertir.

Si se tienen en circulación 200 monedas es muy difícil decir a quienes las tengan que las devuelvan sin recibir nada a cambio. Por lo tanto lo más fácil es devaluar la moneda.


Causas para una devaluación monetaria

Las causas para una devaluación monetaria pueden deberse a varios factores, a una mezcla de ellos, o solo a causa de uno. 

Las principales causas de una devaluación son:


Emisión monetaria: La emisión monetaria es algo de lo que se encarga el Banco Central. Emitir billetes sin respaldo, para financiar el gasto público conlleva un aumento de los precios, es decir, inflación. Si el tipo de cambio en relación a otra moneda es fijo, el aumento de precios genera una apreciación de la moneda con el tipo de cambio real, ya que hay más billetes en circulación pero la paridad con la otra moneda sigue igual. Esto en el corto o mediano plazo genera pérdida de competitividad para los bienes exportables, ya que los costos fijos del país se ven incrementados, pero no así los 
precios en el exterior.


Apreciación de la moneda local: A veces por causas externas a la economía de un país, la moneda 
local se ve sobrevaluada, así sea por la abundancia de dólares en el exterior o por el ingreso de capitales extranjeros al país, que generan que haya más reservas de dólares, provocando que la moneda local se aprecie.



Fuga de divisas: La incertidumbre acerca de la 
economía de un país puede generar que los capitales extranjeros dejen de invertir en un determinado país, provocando el efecto inverso a la apreciación de la moneda. Una corrida bancaria también se considera fuga de divisas.

Falta de confianza en la moneda local: Cuando hay sospechas de que un país entrará en cesación 
de pagos o default generalmente se produce una corrida bancaria, huida de la moneda local hacia una extranjera o aumento del consumo para que perdure el valor de la moneda. Paradójicamente, la sospecha de una devaluación es lo que termina 

provocándola, se genera una 

auténtica Profecía autocumplida.

Esos son los factores que generalmente provocan una devaluación. Los argumentos, generalmente, son la falta de competitividad de los bienes exportables, o de que es necesario un sinceramiento de la economía. Las consecuencias de una devaluación generalmente son devastadores y terminan siendo mucho peor de que si se hubiera realizado un ajuste o recorte en la economía local.

Consecuencias de una devaluación monetaria

Cuando se produce una devaluación monetaria, los principales efectos negativos son:

Aumento de la inflación.

Tarifazos de servicios públicos, ya que al devaluarse, las tarifas se ven atrasadas con respecto al 
costo real.

Erosión de los ahorros en moneda local y pérdida de salario real.

Licuación de la Deuda por parte de empresas que fijaron el contrato en moneda local. Aunque esto en algunos casos no sucede ya que generalmente los contratos de préstamos están pactados en tasa de inflación variable. Sin embargo, puede ser que en algunos países la indexación esté prohibida, por lo que se produce una transferencia de riqueza de los acreedores hacia los deudores.

Los principales efectos positivos son:

Al devaluar la moneda nacional las exportaciones se vuelven más competitivas frente a las realizadas con moneda de mayor valor.

Puede aumentar el turismo internacional, ya que a los extranjeros de países donde su dinero vale más les resulta atractivo.

Puede mejorar el consumo interno de productos nacionales si se revisan al alza los salarios, ya que los productos importados suelen encarecerse.

Los efectos negativos producen un descontento social que pueden manifestarse en un costo político muy grande, como el Rodrigazo 2 Incluso, una Devaluación puede traer consecuencias económicas a gran escala, como el Efecto Tequila y el Efecto Vodka. Son estas consecuencias por las que la devaluación siempre se usa como último recurso.

Los gobiernos, antes de una devaluación, prefieren apelar a otras alternativas como a un control de cambios o a un corralito, corriendo el riesgo de fracasar y, en ese caso, logrando solo dilatar la devaluación.

La devalucion según la enciclopedia política:

Es la disminución del valor oficial de una moneda por decisión de la autoridad pública. Entraña un cambio en la relación de valor que ella mantiene con otra u otras monedas que le sirven de referencia o, para decirlo en otras palabras, una modificación de la paridad cambiaria.
Por tanto, la devaluación significa disminución de la capacidad adquisitiva del signo monetario, tanto con relación a otras monedas como a los bienes y servicios que se ofrecen en el mercado.

Sus efectos son beneficiosos para las exportaciones de un país, ya que ellas reciben divisas de mayor valor con relación a la moneda local, y encarecen las importaciones, puesto que se requiere más cantidad de dinero que antes para pagar las compras al exterior. Por eso, cuando un país tiene problemas de <balanza de pagos, la devaluación se usa, entre otras medidas económicas, para restablecer el equilibrio por la vía de alentar las exportaciones y desalentar las 
importaciones. 
La devaluación difiere de la <desvalorización monetaria puesto que ésta es una depreciación de facto y no deseada de la moneda, a causa de diversos factores de la economía, mientras que aquélla se origina en una resolución voluntaria de la autoridad pública que decreta la reducción del valor en oro de la moneda y, por tanto, de su paridad de cambio con las demás monedas.

La operación contraria a la devaluación es la revaluación monetaria, que consiste en la decisión de la autoridad estatal de subir el valor de la moneda nacional en relación con las monedas de otros países y modificar, por tanto, la paridad cambiaria con ellas.

Las primeras operaciones devaluatorias se efectuaron bien entrado el siglo XX. Francia la hizo en 1926, Inglaterra en 1931, los Estados Unidos en 1933. Desde entonces la devaluación devino en un instrumento de manejo macroeconómico, aunque sus efectos son muy negativos sobre el nivel de precios y, consiguientemente, sobre la situación económica de la gente pobre que, con sus ingresos fijos, no tiene medios de defenderse. En los últimos años ella ha formado parte del repertorio de “recetas” del Fondo Monetario Internacional y de los organismos multilaterales de crédito para los países del >tercer mundo. Hay básicamente tres clases de devaluación: una que persigue estabilizar la economía, al consagrar una desvalorización ya producida en la unidad monetaria, y que busca el crecimiento de la producción sobre bases más sólidas; otra de carácter “defensivo” que sirve para proteger los intereses de un país ante la devaluación decretada por otro con el cual mantiene intercambios comerciales; y una tercera, que es la devaluación “ofensiva”, destinada a fomentar las exportaciones y ampliar sus mercados mediante el establecimiento de nuevas relaciones de precios.

El sistema económico y monetario mundial de la postguerra, que se estableció en la Conferencia Monetaria y Financiera de Bretton Woods en julio de 1944, implantó un estricto control de los desplazamientos internacionales del capital financiero y una alta rigidez cambiaria. Algunos economistas atribuyen a esos controles las elevadas tasas de crecimiento económico, productividad y empleo que se dieron en el mundo en aquella época. En cambio, en la era de la >globalización, la absoluta libertad de movimiento de los capitales por los mercados financieros del planeta llevó a la “flotación” de las monedas y a la acentuada volatilidad de los tipos de cambio. Lo cual indujo a las instituciones financieras y bancarias y a las empresas productivas a movilizar sus capitales, diversificar sus inversiones y comprar activos financieros de diversa clase en distintos países para defenderse de los riesgos del cambio. Es decir, les indujo a especular. Canadá, Alemania y Suiza en 1973, Estados Unidos en 1974, Inglaterra en 1979, el Japón en 1980, Francia e Italia en 1990 suprimieron todas las restricciones a la movilización internacional de capitales. El sistema fue copiado por los países latinoamericanos bajo la presión del >Fondo Monetario Internacional. Los países de Asia resistieron por más tiempo. Pero, de todas maneras, el sistema desembocó en una economía internacional de especulación. 

En esa línea de acción, los especuladores compran divisas cuando están baratas para venderlas cuando están caras. Muchas de esas transacciones tienen cortísimos plazos: en instantes, horas o días se hacen movimientos cambiarios de ida y vuelta. Y los Estados resultan impotentes para controlar ese flujo de capitales “desregulados”, con sus bruscos cambios de dirección y oscilaciones caóticas en las cotizaciones. Se trasladan de la Bolsa de Tokio a la de Frankfurt, o de la Bolsa de Londres a la de Sao Paulo miles de millones de dólares en un instante. En el <ciberespacio se mueven capitales varias veces superiores al monto de las transacciones de la economía real y forman las llamadas “burbujas financieras”.

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